El mercado de alquiler en España atraviesa un momento complicado, con precios en máximos históricos tanto a nivel nacional como en las principales ciudades, donde vive la mayor parte de la población. Este encarecimiento del alquiler parece estar lejos de detenerse. De hecho, muchos expertos coinciden en que, aunque hoy sea caro alquilar, en unos meses será aún más caro. La razón principal de este incremento continuo es la disminución drástica de la oferta de viviendas en alquiler, un problema difícil de resolver a corto plazo debido a la falta de incentivos para los propietarios de poner sus inmuebles en el mercado.
En lugar de ofrecer sus propiedades en alquiler residencial, muchos propietarios optan por alternativas como el alquiler turístico o prefieren no asumir riesgos como impagos o posibles ocupaciones. Esta tendencia ha empeorado desde la introducción de medidas intervencionistas que, lejos de solucionar los problemas del mercado, han reducido la oferta y disparado los precios.
El cambio comenzó con el real decreto anticrisis de 2022, que puso un límite a la renovación de contratos de alquiler. Esta medida, que en un principio era temporal, quedó consolidada en la Ley de Vivienda aprobada posteriormente. A partir de ahí, la oferta de viviendas en alquiler ha caído de forma notable. Según el Observatorio del Alquiler, en 2021, antes de estas regulaciones, había más de un millón de inmuebles disponibles para alquilar. Sin embargo, a mediados de 2024, esa cifra apenas supera los tres cuartos de millón. Mientras tanto, el precio medio del alquiler ha pasado de 697 euros a 1.106 euros, lo que supone un aumento del 58
La disminución de la oferta, junto con la creciente demanda, ha provocado un fuerte aumento de los precios. Barcelona es el caso más extremo: en el segundo trimestre de 2024, por cada vivienda en alquiler, había 362 personas interesadas, tres veces más que el trimestre anterior. Madrid y Barcelona, que son mercados clave, han seguido una tendencia similar. En Madrid, la oferta ha caído un 29,5% y en Barcelona un 41,5%, mientras que los precios han bajado un 36,6% y un 40,4%, respectivamente.
A pesar de estas cifras, la situación podría empeorar. Fernando Pinto, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, advierte que intentar corregir los efectos de la Ley de Vivienda con más regulación podría desencadenar una “espiral regulatoria” que agravaría el problema, reduciendo aún más la oferta y aumentando los precios. Alberto Alonso, del Observatorio del Alquiler, añade que esta situación, aunque agravada por la Ley de Vivienda, refleja un problema estructural más profundo: la escasez de viviendas en España. La creciente concentración de la población en las grandes ciudades, los movimientos migratorios y la falta de promoción y construcción de nuevas viviendas han llevado a una oferta insuficiente para
Además, el coste del alquiler es cada vez más difícil de asumir para las familias de ingresos bajos y medios, y la vivienda social en régimen de alquiler asequible es prácticamente inexistente. Ante esta realidad, algunos expertos proponen soluciones diferentes al control de precios. Pinto sugiere estabilizar la regulación y fomentar políticas públicas más efectivas, como flexibilizaciones fiscales, que podrían ayudar a aliviar la presión sobre el mercado de alquiler.